Paco Montalvo en Lucena o "El Sonido Eterno"

Siempre merece la pena visitar Córdoba y contemplar el antiguo y hermoso patrimonio artístico de sus ciudades, como el de Lucena, ciudad andalusí. Musulmana, judía y cristiana; formada por callejuelas empedradas, plazuelas ajardinadas y campanarios habitados por cigüeñas. Pero el viernes 25 de abril fui desde Valencia para escuchar al violinista cordobés Paco Montalvo.

 

No hace falta leer su impresionante curriculum para hacerse una idea de su genialidad, tan solo unos pocos datos pueden acercarnos a entender lo extraordinario de este joven cordobés y universal. Con seis años Paco dio su primer recital, a los dieciséis se graduó en el Conservatorio Superior de Música de Córdoba con matrícula de honor y a los dieciocho fue el solista español más joven en debutar en la sala principal del Carnegie Hal de Nueva York y mundialmente el  más joven en hacerlo en lo que llevamos de centuria. Pero por si eso fuera poco, Paco Montalvo toca con un violín Amati original de 1660, constructores de violines de la ciudad italiana de Cremona, creadores del violín moderno.

 

En el Teatro Palacio Erisana de Lucena, este genio cordobés hizo vibrar al auditorio a ritmo, melodía y variaciones de zapateados, sevillanas y malagueñas, palos, escalas y acordes tomadas del folklore popular español por el genial violinista y compositor navarro pero también universal Pablo de Sarasate. Se trata de obras de enorme virtuosismo, plagadas de arpegios y escalas, imposibles pizzicati (el pellizcar las cuerdas en vez de frotarlas con el arco), dobles cuerdas y agudos armónicos mediante los que Paco mostró su técnica, tan impecable pero sobre todo tan extraordinaria en un músico de su edad. Así pues, Montalvo dio, a lo largo de estas páginas de Isaac Albéniz, Manuel de Falla y Pablo Sarasate, muestra de su controlado y calculado virtuosismo pero sin dejar ni por un instante de irradiar musicalidad y refinamiento. Y para refinada las melodías populares sefardíes de "La rosa enflorece" y "Ahot Ketanna" recreación de Montalvo y la pieza "Vocalise" (del también brillante músico cordobés Ángel Andrés Muñoz), con las que Paco Montalvo nos asombró. Su delicada forma de enlazar las frases musicales es la poesía ejecutada en sonido, o el sonido hecho versos, capaces de evocar la poesía, el color y la sabiduría de la Córdoba clásica y eterna.

 

Al término del recital aun resonaban en la sala los ecos de la pieza seguramente menos conocida del programa pero no por ello menos hermosa, "Melancolía de otoño", compuesta por el propio Paco Montalvo a la edad de dieciocho años. Del violín solo de Bach a Montalvo, se aprecia un camino coherente compositivo, analítica y musicalmente hablando. Todo lo cual supo reconocer tanto el público poco habituado a tales acontecimientos culturales, el foráneo, como el más melómano, venidos desde París, Málaga o Valencia que la fama de Paco Montalvo es capaz de convocar.

 

Pasear por ciudades como Córdoba y Lucena y elevar la vista a sus murallas, alcázares y campanarios con la luz del atardecer agarrada a sus piedras, es sencillamente una forma de manipular el sentido del tiempo y uno tiene la sensación de que moros, judíos y cristianos siempre estuvieron ahí y siempre lo estarán. Se puede venir de Valencia a Córdoba para experimentar esa sensación, pero eso sí, hay que ir de cualquier lugar a donde sea para escuchar a este genio cordobés de la música. Los siglos de los clásicos y eternos Ibn Hazm, Séneca, Averroes, Maimónides, Góngora y Romero de Torres. Paco Montalvo pertenece a esos siglos y al nuestro, bien merece la pena disfrutar de ese milagro escuchando el violín eterno de Paco.